El poder de la voluntad es superior a la voluntad del poder de hacernos perder la voluntad.

La vida en si misma no tiene sentido ni valor ni finalidad, solo nosotros a lo largo de nuestra existencia le brindamos un sentido, le damos un valor y le asignamos una finalidad. Todo lo que nos dicen que debe ser la vida, carece de "valor y sentido"; la vida debe ser lo que elijamos que sea.

domingo, 28 de marzo de 2010

La discriminación en tiempos de crisis

En los últimos tiempos nuestra sociedad se encontró
invadida por un sentimiento de inseguridad cuyo correlato natural es
la sensación de vulnerabilidad ante un futuro que se presenta como
incierto y problemático. La inseguridad generalizada, ese sentimiento
de estar al borde del abismo, es producto del impacto que la crisis
social proyecta en la subjetividad de los actores expresándose como:
el miedo a la decadencia social, al desamparo, y a perder el empleo
haciendo que circule, en estos tiempos de desazón, una sensación de
angustia social como el resultado ineludible ante el riesgo que
impone la vida social.
Consideramos que la crisis de lo social deviene de un proceso de
ajustes estructurales que abarca transformaciones económicas y
estatales que implican cambios socialmente regresivos, como ser: la
fragmentación de la estructura social, la creciente polarización en la
distribución del ingreso, el aumento de la marginalidad y la exclusión
social, la precarización del trabajo, y el aumento del desempleo.
Esto genera incertidumbres y malestar en las poblaciones.(especialmente en las nativas que ven su situacion como decadente)
Lanueva situación social se caracteriza por ser un tiempo en donde se
desatan las ligaduras que usualmente unían a los individuos en la
sociedad y les daba su identidad, es, pues, el resultado de un
proceso sociohistórico que deterioró la condición salarial y la
cohesión social amenazando con fracturar a la sociedad misma. La "invasión extranjera" es vista como una peligrosa amenaza par5a la cultura y la economia.
Pero es posible que lo que ha hecho fundamentalmente la crisis
haya sido barrer con cierta representación del progreso, quebrando
la idea fundada en la confianza de que el mañana será mejor que
hoy, y minando la creencia en una linealidad temporal que avizora la
continuidad del presente como prosperidad futura. Y efectivamente,
la realidad social niega para un gran conjunto de la sociedad las
intenciones y anhelos de progreso, haciendo entrever la decadencia
social como el peligro cierto que acecha en el horizonte cercano
De hecho, en los últimos tiempos nuestra sociedad se encontró
invadida por un sentimiento de inseguridad cuyo correlato natural es
la sensación de vulnerabilidad ante un futuro que se presenta como
incierto y problemático. La inseguridad generalizada, ese sentimiento
de estar al borde del abismo, es producto del impacto que la crisis
social proyecta en la subjetividad de los actores expresándose como:
el miedo a la decadencia social, al desamparo, y a perder el empleo
haciendo que circule, en estos tiempos de desazón, una sensación de
angustia social como el resultado ineludible ante el riesgo que
impone la vida social.
Es precisamente en este contexto donde entran a jugar un papel importante las representaciones sociales discriminatorias.
El discurso discriminatorio deviene de un proceso de perdida y reconstrucción
imaginaria del sentido, en donde el prejuicio se construye en base a
la creación de la figura mítica de un enemigo al que se lo culpabiliza
y estigmatiza. Así, las representaciones sociales discriminatorias
funcionan como una forma de generar un conjunto de certezas
tendientes a producir un acervo cognitivo que, en tanto sistema de
referencia, permite a lo sujetos interpretar la realidad social,
describir los hechos, los sujetos, los grupos y los distintos
fenómenos sociales que interactúan. Estas representaciones no sólo
hablan del sujeto discriminado, sino que hablan de la sociedad en su conjunto, en la
medida que se representa ese sujeto en torno a los distintos De tal modo que para ciertas personas el malestar social
encuentra su explicación, al menos en parte, en la presencia de los
inmigrantes, capaces de funcionar aquí como “chivos expiatorios”
hacia los cuales se proyecta las frustraciones y miedos que la crisis
provoca. Selos acusa de "todos" los males sociales, Pero a decir verdad, este tipo de representaciones que indican a los inmigrantes como los responsables del desempleo y la inseguridad muestra en el fondo un testimonio sobre el miedo, la
angustia y la incertidumbre que la crisis social genera.
Así, se crea una serie de asociaciones semánticas en torno a la
noción de “inmigrante” relacionándolo con el delito, la marginalidad,
la desocupación, la corrupción, el robo, la explotación y la usura. Lo
que indica un significante sumamente elástico capaz de acoger una
multiplicidad de significados designando al “otro” como una
amenaza. Algunos autores denominan esto como una “psicosis de
inmigración”, una de las características esenciales del racismo, esto
es: “su capacidad de amalgamar en una causa única, circunscripta
por medio de una serie de significantes derivados de la raza o de sus
equivalentes más recientes, todas las dimensiones de la “patología
social” . El “otro” es, entonces, el que usurpa los escasos puestos de
trabajo y usufructúa la riqueza nacional, evocando así la idea de una
ocupación arbitraria de un espacio social en donde se desplaza del
mismo a sus legítimos dueños. De hecho, cuando los inmigrantes se
convierten en un enemigo, el nativo pasa a jugar un papel de
victima de ciertas fuerzas externas a las que hay que controlar y,eventualmente, se deben crear ciertos mecanismos de defensa para
salvaguardar a los propios. En otras palabras, el “otro” es alguien
que hay que evitar, apartar de la competencia laboral o echar a fin
de purificar el cuerpo social. En muchos casos, la intención
manifiesta de discriminar a los inmigrantes (ya sea controlando su
participación en la sociedad o segregándolos de la misma) no es
asumido por los agentes como una actitud autoritaria e intolerante,
sino que es presentada como una solución justa en virtud de las
circunstancias del caso, revelando a la discriminación como un
derecho que se ejerce en legítima defensa. Así, la respuesta
discriminatoria se convierta en el devenir lógico, o la consecuencia
“natural”, ante el supuesto problema que acarrea la inmigración.
Ahora bien, el discurso discriminatorio no se fija en los
inmigrantes por algún mecanismo misterioso, sino que el racismo
comprende parte del trasfondo sociocultural e histórico de nuestra
sociedad. El pensamiento social discriminatorio está inscripto en una
estructura latente que emerge en nuevos contextos, lo que
demuestra que el racismo no surge de la nada y sin precedentes ni
orígenes. En el momento preciso en el que las necesidades de la
hora lo requiera, la acción política invoca a los antiguos espíritus
para que éstos resuciten de su letargo; así, el pasado se hace
presente y la historia se repite, al menos como “farsa”, haciendo que
persistan las viejas retóricas del discurso discriminatorio.
Indicar a los inmigrantes como los responsables de los males
internos forma parte de una asociación significante de larga data y
de gran circulación en el seno del discurso político y en la legislación
del Estado. El caso mas significativo y conocido es el del Nazismo pero existieron varios ejemplos de discriminacion generalizada como respuesta a la crisis social. Pues el odio al extranjero , "al otro", es una respuesta a la profunda crisis social. La intolerancia se activa cuando estamos sumergidos en la miseria.
Sin embargo la discriminación social no sólo comprende un
dispositivo que tiende a excluir al “otro” del colectivo nacional, sino
que también mantiene a éste en un plano de inclusión pero bajo
formas de desigualdad que son el asiento de prácticas de poder, de
dominación y de sobreexplotación. Una labor que se rige
fundamentalmente bajo una lógica de la desigualdad; es decir, el
“otro” no es sólo diferente y extraño sino que, además, no se
encuentra en un mismo plano de igualdad que “nosotros”, ocupando
así un lugar subordinado en un orden imaginario. Acción que
legitima, en ciertos casos en forma directa y en otras
indirectamente, diversas formas de violencia (ya sea física o
simbólica), a partir de las cuales se le impone al “otro” un trato
diferencial. (el sistema necesita inmigrantes pues a estos se les paga menos por ser "inferiores", de esta manera aumentan las ganancias los capitalistas)

No seas ingenu@ la culpa de los males sociales no es de los extranjeros sino del sistema social en que vivimos , no le eches la culpa de tus problemas a los que son victimas como vos de la exclución, malestar y miseria que genera el capitalismo. Mejor intenta cambiar el sistema luchando junto a tus "iguales" (humanos-oprimidos) para poder vivir en armonia con tus hermanos diferentes.

**este ensayo esta Basado en un texto del sociologo Fernando perez.

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