El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto.
Perdonando demasiado al que yerra se comete una injusticia con el que no falla
Cuanto más se ama a un amante, más cerca se está de odiarle.
Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera.
No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.
Si juzgamos el amor por la mayor parte de sus efectos, se parece más al odio que a la amistad.
Lo que hace que los amantes no se aburran nunca de estar juntos es que se pasan el tiempo hablando siempre de sí mismos.
La intención de no engañar nunca nos expone a ser engañados muchas veces.
Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de serlo.
Para tener éxito debemos hacer todo lo posible por parecer exitosos.
Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos.
La esperanza y el temor son inseparables y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor.
Conocer las cosas que lo hacen a uno desgraciado, ya es una especie de felicidad.
Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos medios suficientes.
Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.
El mejor medio de conservar los amigos es no pedirles ni deberles nada.
La libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre.
La esperanza, no obstante sus engaños, nos sirve al menos para llevarnos al fin de la existencia por un camino agradable.
La verdadera prueba de que se ha nacido con grandes cualidades estriba en haber nacido sin envidia.
Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores.
Nunca se tiene la libertad de amar o de dejar de amar.
Se perdona mientras se ama.
Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad si no se engañaran unos a otros.
Es más vergonzoso desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.
Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos; si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen.
Más traiciones se cometen por debilidad que por un propósito firme de hacer traición.
La confianza sirve en las conversaciones más que el ingenio.
Aunque los hombres se jacten de sus grandes acciones, muchas veces no son el resultado de un gran designio, sino puro efecto del azar.
Las personas afortunadas se corrigen poco: Creen tener siempre razón mientras la fortuna sostiene su mala conducta.
Los celos se nutren de dudas y la verdad los deshace o los colma.
La vejez es un tirano que prohíbe, bajo pena de muerte, todos los placeres de la juventud.
Como pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no los has sabido guardar.
La filosofía triunfa con facilidad sobre las desventuras pasadas y futuras, pero las desventuras presentes triunfan sobre la filosofía.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
El medio más fácil para ser engañado es creerse más listo que los demás.
Es más fácil conocer al hombre en general que a un hombre en particular.
La verdadera elocuencia consiste en no decir más de lo que es preciso.
La inteligencia no podría representar mucho tiempo el papel del corazón.
El deseo de parecer listo impide el llegar a serlo.
Nunca somos tan felices ni tan infelices como pensamos.
En los celos hay más amor propio que amor.
Es más necesario estudiar a los hombres que a los libros.
Hay varias clases de curiosidad: una, interesada, que nos lleva a desear aprender lo que nos puede ser útil; otra, orgullosa, nacida del deseo de saber lo que otros ignoran.
El daño que hacemos no nos trae tantas persecuciones y odios como nuestras buenas cualidades.
Hay poca gente lo bastante cuerda que prefiera la censura provechosa a la alabanza traidora.
El amor propio es el peor de los aduladores.
Perdonamos fácilmente a nuestros amigos los defectos en que nada nos afectan.
El silencio es el partido más seguro para el que desconfía de sí mismo.
No se desprecia a todos los que tienen vicios, pero sí a los que no tienen ninguna virtud.
No hay accidente, por desgraciado que sea, del que los hombres hábiles no obtengan provecho.
El verdadero valor consiste en hacer uno sin testigos lo que sería capaz de hacer ante todo el mundo.
La verdad no hace tanto bien en el mundo como el daño que hacen sus apariencias.
Confesamos nuestros pequeños defectos para persuadirnos de que no tenemos otros mayores.
Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos.
El orgullo, que nos inspira tanta envidia, a menudo nos sirve también para moderarla.
La adulación es una moneda falsa que tiene curso gracias sólo a nuestra vanidad.
Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte.
Nada impide tanto ser natural como el deseo de parecerlo.
Establecemos reglas para los demás y excepciones para nosotros.
No solemos considerar como personas de buen sentido sino a los que participan de nuestras opiniones.
Para mí, la belleza es la maravilla de las maravillas. Sólo los superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible.
Nunca otra cosa damos con tanta liberalidad como nuestros consejos.
Si una persona parece cuerda es sólo porque sus locuras son proporcionadas a su edad y estado.
No se debe juzgar a un hombre por sus cualidades, sino por el uso que hace de ellas.
Ni el sol, ni la muerte pueden mirarse fijamente.
Hablamos muy poco, excepto cuando la vanidad nos hace hablar.
Si en los hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien.
Los celos nacen del amor, pero no mueren con éste.
No se elogia, en general, sino para ser elogiado.
Para hacerse una posición en el mundo, es preciso hacer todo lo posible para hacer creer que ya se tiene.
“Con algunas virtudes sucede lo que con los sentidos: quienes están
enteramente privados de ellas no pueden descubrirlas ni comprenderlas.”
“Nadie merece ser elogiado por su bondad si no tiene la energía
necesaria para ser malo; cualquier otra bondad no es más que pereza o impotencia de la voluntad.”
“Por muchos descubrimientos que hayamos hecho en el país del amor propio, siempre quedarán muchas tierras desconocidas.”
“No sólo los hombres tienden a perder el recuerdo de los beneficios y de las injurias, sino que incluso odian a sus benefactores y dejan de odiar a quien los ofendió.
hola soy iván, estudiante de sociologia en la UBA(argentina) Y también de un profesorado de filosofia (instituto joaquín gonzalez).Este es un espacio en donde deseo exponer mis reflexiones, Pero, además, difundir el pensamiento de grandes pensadores. Todo lo que se expone es con el proposito de reflexionar para poder Cambiar los valores de esclavos por valores de seres libres; ya que considero que este es el mejor camino para alcanzar el anhelado tesoro que llamamos libertad.
El poder de la voluntad es superior a la voluntad del poder de hacernos perder la voluntad.
La vida en si misma no tiene sentido ni valor ni finalidad, solo nosotros a lo largo de nuestra existencia le brindamos un sentido, le damos un valor y le asignamos una finalidad. Todo lo que nos dicen que debe ser la vida, carece de "valor y sentido"; la vida debe ser lo que elijamos que sea.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario